lunes, 28 de diciembre de 2015

LISTAS 2015


Así despacho el año, robando la listas de otros, de otros a los que admiro y estimo por los buenos momentos que paso con ellos. Listas complementarias, que repiten lo mejor y que destacan en lo excepcional de sus diferencias. Este mundo en decadencia tiene sus banda sonora en los discos de Berrio, Dave Rawling...pero por encima de todo esta el rock and roll (will never die) y, en fin: Vivir. Feliz 2016.


Estas son las listas del 2015 (a ampliar a lo largo de estos días):

MI TOCADISCO DUAL ( 1, 2, 3, 4, 5,...y más)

REDONDO Y CON AGUJERO

IDIOT CIERZO

ON THE ROUTE

ESPACIO WOODY/JAGGER

101BLUESLLEGAR II

ROCK & SOUL

LOS HIJOS BASTARDOS DE H. CHINASKY

ROCK AND MORE BY ADDISON DE WITT

NIKOCHAN ISLAND

RIO ROJO

EXILE SH MAGAZINE

ROCKANDRODRILAND

MUSIC IS MY GIRLFRIEND

Y más que iré enlazando...

viernes, 11 de diciembre de 2015

BACK IN BLACK: JOHN LEE HOOKER, IT SERVES YOU RIGHT TO SUFFER

En noviembre de 1965 John Lee Hooker vuelve a entrar en los estudios de grabación con un reto fundamental: llevar el blues rural del Mississippi a lo más alto. De esta manera graba su mejor disco, uno de los más grandes de la historia de la música de raíces; olvídate de toda lo que has escuchado de él hasta ahora, de esos discos dulzones lleno de estrellas que babean junto a un anciano que desea dejar el futuro asegurada de su extensa familia. Esta es la Obra, es el Disco, una obra maestra rotunda. Con casi cuarenta años, revalorizado por el bum del folk, ficha para un sello tradicionalmente jazzístico, Impulse Records, y sin complejos se rodea de un elenco de músicos de estudio acostumbrados a grabar básicamente para auténticas leyendas del jazz. Son Barry Galbraith, guitarrista; Milt Hinton, al contrabajo; Panama Francis a la batería y con la colaboración en un tema del trombonista Dicky Wells (habitual en la banda de Count Basie en los años cuarenta). Hooker marca el tiempo, él es el jefe, ni de coña deja que un músico destaque dentro del concepto que va a defender durante el LP, es blues, primigenio básico, lleno de dolor y de boogie hasta los huesos. Ahí tenemos el arranque grandioso con la obscena “Shake It Baby”, sobrevive al minuto 2:02 tras ese grito de Hooker y el solo de guitarra, el fraseo del bluesman chulo que le habla a féminas cegadas por su boogie infinito, cómo calla a la banda, cómo la sube, me muero cada vez que lo escucho. “Country Boy” es el blues arrastrado que nadie en la historia podrá imitar, escobillas para la batería y voz temblorosa, estrictamente sexual, un tipo que canta para dar lástima y conseguir carne fresca,“soy un chico de campo, naufragando de ciudad en ciudad”. “Bottle Up & Go” es un tema que podrás escuchar en diversas versiones y con distintas letras a lo largo de su carrera, este es pausado y arrogante, el bluesman crecido ante músicos acostumbrados a partituras, tímidas guitarras de academia que se acercan de lejos a su Gibson destartalada y chillona. Cierra la cara con otra delicia, “You’re Wrong”, la interpretación bracea entre una sección rítmica sin fisuras, supeditada al hechicero, al hombre que les recuerda de la fuente que beben. Chapó al juego entre las dos guitarras, ahora para abajo ahora para arriba, le leche. “Sugar Mama” y “Decoration Day” tienen la misma estructura, fraseo de Hooker y posterior incorporación de la banda, ahí te das cuenta que es el tempo el que manda, ya tenemos a los músicos domados, Hooker es el rey del tempo, lo frena, lo acelera, con esa suavidad que necesitas escuchar una vez y otra para darte cuenta de su grandiosidad. “Money”, el tema de Bradford y Gordy se convierte en el boogie que nunca imaginaron sus autores, tosca, rocosa, con un trombón innecesario que apenas notas; a mí lo que me alucina es ese vibrato en la voz grave de Hooker, ese silencio de la banda en el puente, esa coda final, y otra vez el dominio del tempo. “It Serves You Right To Suffer” cierra y da nombre al disco, el hombre derrotado que merece todo lo que está sufriendo por su traición a la mujer que amó, el hombre que no pide el perdón, pide que llegue pronto ese final que le ahorre más dolor, si puede ser con algo de alcohol de alta graduación. Éste es mi disco de Hooker, éste es mi “back in black” imprescindible para cerrar el año.

domingo, 22 de noviembre de 2015

ZORA YOUNG & LITTLE MIKE AND THE TORNADOES: FRIDAY NIGHT (2015)


Salgo de mi desidia bloguera tras escuchar este el último trabajo de la vocalista Zora Young, natural de West Point, Mississippi, y heredera de las grandes voces negra de Chicago a mayor gloria de su reina absoluta Koko Taylor. "Friday Night" está grabado con la banda neoyorkina Little Mike and The Tornadoes, quizás la mejor banda de acompañamiento made in USA que exista; quién no haya escuchado su disco del 88, "After Hours" acompañando a Pinetop Perkins comete pecado mortal. Para empezar, esa portada, incide directamente en nuestra psique, claro homenaje al disco que John Mayall grabó con el pipiolo Eric "God" Clapton que dio a conocer a los Bluesbrakers en el 66. Justo homenaje a un disco que con versiones de clásicos del blues llega al número 6 en las listas de Reino Unido y situó al blues eléctrico por aquel entonces en la cima de los gustos musicales del público. Es eso que tiene el blues que a todos nos gusta, porque está en la esencia de todas las músicas, aunque al final preferimos la guitarra de Jimmy Page frente a la de Hubert Sumlin, la voz de Roger Daltrey antes que la de Howlin' Wolf o las teclas de Steve Winwood que ni de lejos le llegan a las de Otis Spann. Volviendo al disco, esto es una joya auténtica, un disco de inspiración absoluta, crece en su desarrollo, un auténtico movie record que desde ese shuffle inicial "I've Been Fool Too Long" salta a paisajes más cercanos al soul sureño como "A Fool's Lament"; llega la corazón de Chicago con una versión de Chester Burnett (aka Howlin Wolf), el "44 Blues", o aterriza en Memphis de la mano de "True Love is Hard To Find". Es ese hammond y unos maravillosos metales los que inciden en la calidad de un disco digno de estar en cualquier discoteca; no es música para puretas que dan palmas sentados en las butacas de un teatro, aquí hay corazón, es música de garito sin licencia y si no dónde mejor escuchar temazos de corte funky como "Friday Night", "I'm Good" o la versión de "Just Your Fool" del gran Little Walter. Justo homenaje a uno de los pianistas más grande de la historia, el nombrado anteriormente Otis Spann, en un tema compuesto para su esposa Lucille Spann, "Country Girl"; homenaje que repite en "Spann's Booggie", a mayor gloria del aclamado pianista Jim Mckaba que aquí se convierte en el músico central. Hoy en Sin Aliento me adelanto al blog hermano Blues x Blues, porque el blues es el sitio común, el lugar donde hay que volver, el principio de todo y posiblemente la meta de cualquier músico que se precie.

martes, 27 de octubre de 2015

BACK TO BLACK: JUNIOR KIMBROUGH, SAD DAYS AND LONELY NIGHTS (1993)

Junior Kimbrough: el principio y el final de todas las músicas. Esta acertada frase sirve de epitafio en la tumba de uno de los músicos más extraordinarios que han existido en la historia de la música popular. Esto es un back in black en toda regla, te envidio si todavía no has escuchado este disco porque vas a flipar. Sus canciones son mantras, ritmos hipnóticos de riffs repetitivos, boogies desalmados que te elevan al séptimo cielo y letras descorazonadas que te enseñan todo el dolor de un artista que conoció fugazmente las mieles del éxito a sus 63 años de edad. Este es su tercer disco, y todas las guitarras que escuchas (salvo una colaboración de Kenny Brown en "Lonesome In My Home") son de él, y escucha como el bajista y el batería intentan seguir al maestro con desconcierto, sin saber que giro hará, donde parará, donde empezará y dejará de cantar. Como no podía ser de otra manera el disco se graba en directo para captar esa magia especial; los que han tenido la suerte de verlo en vivo dicen que era capaz de tocar una sola y única canción durante todo el concierto, una sola canción de ¡50 minutos!. El disco grabado en el 93 para el sello Fat Possum suposo la consagración definitiva de Kimbrough que con la pasta que ganó abrió un garito en Chulahoma, Mississippi, donde gente con Keith Richards o Iggy Pop se partían la cara para entrar y verlo tocar cada noche. 

Algunas noches me siento en soledad y pienso en lo que me decían mi padre y mi madre: hijo mío, tendrás días tristes y noches solitarias - Sad Days and  Lonely Nights de Junior Kimbrough (1930-1998)



                       

martes, 22 de septiembre de 2015

KEITH RICHARDS: CROSSEYED HEART (2015)


Keith Richards tiene la edad de mi padre.  Sin embargo desconoce la existencia del que es uno de los guitarristas más influyentes en la historia del rock ando roll, en todo caso, mi padre,  podría afirmar la existencia de los Rolling Stones, sin ahondar más en el tema, por propia elección. Cuando miro las fotos actuales del con justicia llamado riff humano, descubro que aparenta más edad que mi viejo, salvo por la dentadura prestada de anciano rico que esgrime en la portada del disco. El tiempo debe haber pasado como una exhalación por los ojos de Richards. Vivir bajos los cánones y principios morales del rock debe acelerar el tiempo una enormidad, tanto que hace que las arrugas se agarren a lo que sea para parar atrapar un minutos más. Es la realidad que eligen muchos de sus contemporáneos musicales, frente a una alternativa tan atractiva para el resto de los mortales como podría ser tocar en pequeños locales de blues por la cara y quedarse en casa reuniendo la mayor colección de discos de jazz de la historia. No podemos culparle de ese miedo al paso de los días, no después de enterrar a su enésimo amigo de juerga , el gran Bobby Keys.
Así llega este “Crosseyed Heart” de 2015, su tercer disco tras veintitrés años desde el “Main Offender”. Llega ante una prensa, física y virtual, dispuesta a darle estopa por todos lados, como corresponde. Porque podrían quedarme sin espacio para dar una lista de trabajos y artistas contemporáneos que están grabando trabajos más interesante que el satánico guitarrista. Él los sabe, seguro, pero le importa un pito. Esto –paradojas de la vida- le permite hacer lo que quiere, sin mirar atrás, con la confianza justa y la prepotencia que necesita un artista para crear temas cojonudos como es “Lover’s Plea” con el que cierra el disco.
Y es que el último disco de Keith Richards es cojonudo, que sí hombre que lo tienes que escuchar, que se lo debemos. Te cuento.
El arranque  con el blues “Crosseyed Heart” es el acto más sincero que ha hecho en estas dos décadas, fuera y dentro de los Stones.  Cuando dice que “amo mi azúcar pero amo mi miel también” me gana, y me predispone, lo confieso. Todos andamos un poco bizcos; son tiempos estrábicos. El blues por otra parte es un pequeño homenaje (de poco menos de dos minutos) a mentores de la talla del bluesman Big Bill Broonzy que hoy sería millonario si estuviese vivo para cobrar todos los royaltis que le daría las versiones que se han hecho de su “Key To The Highway”. La asociación con Steve Jordan, el batería y coproductor del disco, viene de lejos, de allá del Dirty Work, en el que Jagger-Richards intentaron cargarse al bueno de Charley Watts. La labor del músico es estupenda, en “Heart Stopper” encontramos ese clásico tema que se ajusta a la perezosa voz de Richards, esas guitarras cruzadas –bizcas-, esos coros que salvan el tema cuando más lo necesita, excelentemente arreglado, impecable cuando dice “Todo el mundo quiere un pedazo, un pedazo mío”, lógicamente. En la misma línea está el siguiente tema, “Amnesia”, el sólo es suyo,  tiene pellizco, no lo puedo negar. Acierta en esa asociación con Larry Campbel l (Parsons on my mind) , la pedal  Steel envuelve la balada “Robbed Blind”, otro acierto pleno, aunque ese tipo de balada la lleva repitiendo desde el “Steel Wheel”.  El siguiente tema es “Trouble” conocido porque es el adelanto, ¿cómo no te puede gustar? Duelo de guitarras, riff infinitos, coros…
”Love Overdue” , es reggae, ya estaba tardando. Todos sabemos de la admiración que profesa a los músicos jamaicanos, en esta ocasión al que es considerado como uno de los mejores y más elegantes compositores del género, Gregory Isaacs. “Tú sabes que ellos me ven como un halcón, sabes que me ven como un tiburón, pero no consiguen nada de mí”, “Nothing On Me”, otro tema con el sello de la casa que da paso a “Suspicious”, el más flojo del disco, prescindible. “Blues In The Morning” es un tema obvio, y maravilloso al mismo tiempo. Un blues de esos que te rememoran en la distancia al Exilio y además suena el saxo tenor de Bobby Keys, enorme.  No baja el nivel con “Something for Nothing”,  otro tesoro, la guitarra de Waddy Wachtel hace el contrapunto como si fuese un clon de Ron Wood sereno. Echo de menos a Ron y se podría haber estirado con Mick Taylor. El disco se engrandece por momentos. Y aunque la balada “Illusion” no presagie nada nuevo, la inclusión de  Norah Jones da un toque de luz. Aquí las guitarras son de Keith Richards en su totalidad, ésta se me queda corta. “He estado tirado en bares con un montón de estrellas fugaces y todas me aburren”,  “Just A Gift”  es otro punto para el corazón, pero con ese country arrastrado que es “Goodnight Irene”,  original de Leadbelly, alcanza su mejor rendimiento vocal, excepcional, un tema para cerrar bares. “Substantial Damage” es ese tema hard funky que llevan los Stones intentando que les cuadre hace siglos; bien por los músicos que son enormes y se nota la improvisación, destellos en las manos de Richards, hay que estar atento que el slide de Waddy Wachtel se lo come. Hemos completado el círculo con la antes señalada  “Lovers Plea”, cojonuda con despliegue de metales finales.
Ya está. Ha sido fácil y he disfrutado escribiendo este post como no lo hacía hace tiempo. Me gusta “Crosseyed Heart “, y acabaré escuchándolo más que cualquier otro disco de este año, incluso más que algunos que me parecen estupendos y olvidaré con el tiempo. Quizás sea hora de que se lo ponga a mi padre y le explique quién es Keith Richards, de una vez.



miércoles, 2 de septiembre de 2015

BARRENCE WHITFIELD & THE SAVAGES:UNDER THE SAVAGE SKY


Reconozco que me llena de pereza el hecho de volver a la actividad al blog, y no es por falta de estímulo musical. Me acomodo en en el papel de espectador de otros blogs, revistas, y medios digitales que te ponen al día. Es sorprendente el trabajo que se despliega en algunos medios, diariamente, semanalmente; la calidad en la redacción y el conocimiento musical es abrumador en muchos casos. Por eso espacio cada vez más mis entradas y acumulo algún que otro tesorillo musical que no acabo de volcar por desidia. Pero cuando llega lo incuestionable, cuando la calidad está garantizada por el talento descomunal, cuando hago hueco en la estantería de mis clásicos; no lo puedo evitar. Y aquí están otra vez, Barrence Whitfield & The Savages, con su garage rock de toda la vida, con esa energía que despliega el señor Whitfield que parece que se ha comido a Little Richard, Howlin' Wolf y Don Covay juntos. Su antecesor, el magnífico "Dig Thy Savage Soul", es primo hermano de este "Under The Savage Sky", siempre con la guitarra de Peter Greenberg, leyenda viva del garage de este siglo y el pasado, que además produce como si se hubiese licenciado en los estudios de Sun Records en Memphis, y no olvidemos esa fuerza descomunal del saxo de TomQuartulli. Por gustar me gusta hasta la portada, puro homenaje a los "Pájaros" del gran Alfred Hitchcock. El solitario riff de Greenberg en el tema de salida, "Willow", lo dice todo, es puro garage y, ¿es ésta la gran guitarra del rock primitivo de nuestros días?. Pero tiene su réplica por parte de Barrance en el grito inicial de "I'm a fool groove man" que se come todos los arreglos de vientos con hachazos de falsete magistrales. "The Claw" puede competir en el último disco de The Sonics y "Rock And Roll Baby" es un tema olvidado en cualquier recopilación clásica del rock de los 50s, incontenible rompepistas. "Adjunct Street" es baladón y exhibición de los músicos principales de la banda."The Wolf Pack" es el tema del disco, mi tema, mi Howlin' Wolf revivido, ¡auuuuuuh!. "Bad News Perfume" y "I'm a good man"  clases magistrales de rockabilly salvaje. Y si el soul es lo tuyo, ya vas bien servido en todo el disco, pero te puedes quedar con uno de los mejores temas negros de este año, "Full Moon In The Daylight". No pierdas la fe, aquí está el gran Barrence Whitfield para salvarnos del "salvaje cielo" que nos acecha.

viernes, 17 de julio de 2015

VACACIONES SÍ, PERO CON MÚSICA

Llega la hora de un pequeño paréntesis, como corresponde a las fechas en las que estamos. Paréntesis que me servirá para desconectar un poco de todo, disfrutar de la cosecha musical y de algún que otro concierto. Me llevo el estupendo sabor de boca con el que me quedé con el directo de Dylan en Córdoba, las palabras son insuficientes cuando las emociones son tan intensas. En la mochila no va a faltar lo mejor de este semestre: soberbio el soul country de Danny and The Champion of the World; el fiero ataque de rock de tito Neil; la vuelta como si nada de The Sonics;mi dosis de blues con Henry Gray, Lil Jimmi Reed y el discazo de Steve Earle. En lo que corresponde a lo nacional, no podemos quejarnos; en este viaje le toca a Rafael Berrio, Bantastic Fand y el gran Chencho Fernández. Salud hermanos!!!

sábado, 27 de junio de 2015

MONSANTO YEARS: NEIL YOUNG

A estas alturas, cuando apenas faltan dos días para que salga a la venta el nuevo disco de Neil Yong, todos los incondicionales habrán pegado una escucha (AQUÍ) y, espero, que como yo, coincidan que es su mejor disco desde el Psychedeli Pills del 2012.  El disco "Monsanto Years" no pasa por otra cosa que convertirse como uno de los  documentos sonoros de denuncia más importante de la historía de la música. Además es un ataque directo,  sin esconder nada, a la más grande compañía proveedora de productos químicos para la agricultura, MONSANTO, sobre todo de productos transgénicos que ponemos todos los día en lo alto de la mesa y que nos mata un poquito cada vez más. Ya sabemos de la implicación de tito Neil por todo las injusticias, pero lo que le escuece especialmente cuando se trata de joder a la madre naturaleza. Nueve temas llenos de rabia -vuelta a la electricidad- en los que acompañado por los hijos de Willie Nelson clava algunos de sus mejores temas en años; no dejes de escuchar el simpático tema "Una estra del rock se rebela en una cafetería"...así es Neil Young.


jueves, 11 de junio de 2015

WHIPLASH: SANGRE Y BAQUETAS

Whiplash es uno de los temas, del saxofonista Hank Levy, que toca el talentoso  y novel batería Andrew Neiman, interpretado por Miles Teller, en la película del mismo nombre del director Damien Chazelle. La traducción al español del título es de "latigazo", quizás en referencia al  accidente que sufre en un momento dado el protagonista en la película del que sale ileso o por el que tuvo el propio director durante el rodaje. La obsesión por el reconocimiento y el éxito en una sociedad que castiga el fracaso, ignora cruelmente la mediocridad y ensalza el triunfo como el único camino válido para que los demás te reconozcan, es el tema que hay detrás de este film del 2014; reconocido en diversos festivales, como en el prestigioso Sundance e incluso en los óscars del año pasado. En este caso se nos introduce en la historia de un baterista que está dispuesto al sacrificio máximo por tocar en la orquesta de jazz más importante del país y la obsesión del brutal director de orquesta, interpretado por J.K. Simmons (el J.J. Jameson en las pelis de Spiderman) obsesionado por descubrir a un nuevo Charlie Parker. La película adquiere por momentos el tempo de un thriller, y llega alcanzar ese ritmo de misterio e incertidumbre típico del cine clásico de terror psicológico. Es la batería el arma principal de ese miedo, es el jazz el vehículo que conduce la fatalidad a la que está condenado el principal protagonista (el actor, de jovencito, tocaba la batería en una iglesia), un joven acomplejado, aislado y sin una familia de carácter que lo dirija; una familia debilitada por la falta de la madre y sin poder para enfrentarse a los valores que inducen en los jóvenes la sociedad capitalista actual. Y de trasfondo vertiginosos solos de batería condimentada por generosas dosis de sangre) y temas clásicos del jazz (impresionante final con versión de “Caravan” que tocaba el genial Duke Ellintong). Música y cine independiente en una sala de verdad, con público real y cinéfilo; en los tiempos que corre esto es oro.

domingo, 17 de mayo de 2015

B.B. KING: DISCOGRAFÍA BÁSICA

En la década de los 80, Riley Ben King, alias B.B. King (Blues Boy King), llegaba a hacer 250 galas por año. Pero eso llegó después de un duro camino lleno de dificultades: la segregación racial, el rechazo de la propia comunidad negra por el blues como un estilo asociado al negro paleto y sometido, así como la explotación de los sellos discográficos, por poner algunos ejemplos.
El pequeño Riley, nacido en 1925, huérfano a los 9 años, empieza a trabajar de aparcero precoz al mismo tiempo que destaca en el coro de la iglesia baptista de su pueblo. Comienza en pequeños grupos locales de góspel hasta que se echa la guitarra a la espalda y se marcha a Memphis en busca de su primo, Bukka White, su primer maestro a la guitarra. Maestro a la guitarra con un slide brutal que B.B. nunca llego a dominar y a cambio desarrolla ese vibrato, y , gracias a la amplificación de la guitarra, es capaz de sostener el tono antes de esa sucesión de arpegios en descenso que le caracterizan. Luego vendría la luz de la mano de T-Bone Walker, Lonnie Johnson o Charlie Christian. Lo demás forma parte escencial de la historia de la música popular. En los libros de textos de la escuela, cuando, de pasada, se habla de la música afroamericana, siempre aparece la típica foto de Mr. King, con su traje a lo “Big Band” y su inseparable Lucille, algo impensable para un músico de blues teniendo en cuenta que sus abuelos fueron esclavos en alguna plantación.
No voy a entra en tópicos tras su irreparable pérdida, su discografía imprescindible habla por sí sola. Aquí están los esenciales para mí:
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The Blues/ Singing The Blues/ Let’s Do The Booggie/ My Sweet Little Angel: Todos grabados en ACE records son obras maestras indiscutibles. Sí, has oido bien, ¡IM-PRES-CIN-DI-BLES! El rey se gana su puesto con creces, desarrolla un estilo propio que acabarían imitando 3 de cada 4 guitarristas de blues (sin importar su color). De esta época que abarca la década de los años 50 son temas que sostienen por sí mismo cualquier repertorio de blues que se precie. Ahí están su “Three O’clock Blues”, “You Upset My Baby”, “Woke Up This Morning”, o, uno de mis favoritas “Cryin’ Won’t Help You”. Una época llena de éxito en las lista de blues y Rhythm Blues de la época. Icono sexual, showman, dj de éxito…tiempos de gloria absoluta.

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 Live At The Regal. Hasta 1965, han pasado muchas cosas. Nuestro hombre, harto de que le sangren en Ace, se pasa a ABC records que lo quieren convertir en un cantante de baladas y góspel. El blues decae progresivamente en la década de los 60 pero nuestro rey consigue la que para mí es su auténtica y definitiva obra maestra. Un encendido disco en directo en el que te trasladas a una auténtica sala de blues, una grabación sin aditivos, en la que te codeas con el público y te ensordecen los gritos de las féminas desbocadas deseosas de ocupar un sillón en el harén de su majestad. Si quieres elegir un solo disco del rey, es éste. Flípalo en el arranque de “Every Day”, o en las alucinantes interpretaciones de “Sweet Little Angel” y “Woke Up This Morning”.
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 Live And Well. Terminando la década, sobre el 69 y unido, inevitablemente, al estupendo “Completely Well” (de hecho se venden en formato doble). Es el salto definitivo desde las listas negras (en las que ya es otra vez número uno) a las listas de pop (donde con “Thrill Is Gone” llega al top 15). Se busca a un productor de rock, Bill Szymczyck, manager de los Eagles, y entra en los carteles y festivales masivos. Predomina un blues más eléctrico, con supermúsicos de sesión, arreglos orquestales y calenturientas incursiones en el funky.

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    Indianola Mississippi Seeds. En 1970 graba uno de sus mejores discos en estudio, o al menos un disco imprescindible si lo que quieres es completar tu discoteca de esta década. Soul sureño y colaboraciones propias de una estrella del pop: Carole King, Leon Russel, Joe Walsh…




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L. A. Midnight. Anterior a éste te puedes apuntar otro de sus directos imprescindibles, “Live In Cook County Jail”. Seguimos en los 70, en concreto 1972, y este disco es más de lo mismo, pero muy bueno, con imaginativa revisiones de clásicos, arreglos sorprendentes de metales e invitados de lujo: Taj Mahal, Jessie Davis, Joe Walsh…Otro acierto hacia el renacimiento de su reinado.




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  BB King & Bobby Bland: Together To The First Time (1974) y Together Again (1976) son dos auténtico trallazos de aterciopelado blues soul donde impacta la compenetración de dos artistas que repiten más por el placer de estar juntos que por el recibimiento de éstos  en aquellos años. Las revisiones de temas clásicos cantados (más bien dialogados) por ambos titanes te hacen olvidar por momentos sus grabaciones originales.


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There Is Always One More Time (1991). ¿Qué hizo BB en la década de los 80? Dar conciertos como un loco, sacar discos con revisiones constantes de sus temas, colaborar con estrellas del pop y pasear a Lucille por todos los festivales de blues y jazz del globo. Y no es mal disco este del 91 en el que lucen temas de Doc Pomus y explota su lado más crooner. No se le podía pedir más, a estas alturas, ¿quién podría aspirar a su trono? Fueron años duros para el blues ¿y cuándo no?
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    Blues In The Bayou. Otra joya de la corona. Este es uno de esos discos que te puedes poner en cualquier momento si tras un mal día quieres dar un giro de 180 grados. Es posiblemente su mejor momento personal, sin las apreturas comerciales de los 80 y tras una serie de discos de duetos que le reportan la seguridad económica de por vida, nos deja esta obra maestra en el 98. El emocionante arranque con “Blues Boys Tune” es uno de los momentos más importantes de la historia del blues del siglo pasado.



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Riding With The King. En las puertas del siglo XXI tenemos un King notable y maduro con el que todos quieren tocar. No podía faltar el disco con uno de sus mayores herederos, Eric Clapton. Cuando BB King luchaba por un sitio en el estrecho universo de las seis cuerdas, “manolenta” era ya millonario habiendo declarado su admiración e influencia de Riley. El disco no aporta mucho, correcto y agradable de escuchar, y eso en BB es más que suficiente para recomendarlo. Por cierto que Clapton está muy previsible y rendido a los pies de su “majestad”, se le nota.


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One Kind of Favor. Es su despedida (a la espera de que saquen, con casi toda seguridad su disco póstumo) en el estudio. Y es una obra maestra absoluta. Un disco con una producción excelente del señor T-Bone Burnett en el que versiona una colección de temas ajenos de tipos como John Lee Hooker, Lonnie Johnson, Howlin’ Wolf o Big Bill Broonzy. Rinde tributo a sus raíces, es una reivindicación, desde la humildad y el talento a todos los “reyes”, a los que merecieron esa gloria de la que él disfrutó (algunos casi se asomaron). El disco es una delicia y de obligada escucha en su carrera. La foto de la portada de Riley mirando al Mississippi es una maravilla, más bien es una mirada a su vida, a la historia del blues. Es posible que su enfermedad (sufría diabetes desde hace décadas), no le haya permitido meterse en el estudio con demasiada frecuencia (en los últimos años abusó de sus magníficos directos); pienso que con productores como Burnett podría habernos dado en esta última década unas cuantas obras maestras más. Descanse en paz por siempre y que allí donde esté no le falte una guitarra.


viernes, 24 de abril de 2015

WAITING FOR...THE SAINTS: CONCIERTO EN ALGECIRAS (22/04/2015)

Años, décadas, idolatrando a los australianos The Saints. Sin pillarlos en sus pocas visitas a nuestro país y, una semana antes, me entero con sorpresa de que darán un concierto a poco menos de diez minutos de donde, por razones laborales, me encuentro viviendo este año. The Saints entran en mi vida a través del estreno de su disco del 86 “All Fools Day”, un disco estupendo de rock que tiene himnos como “Just Like Fire Would” o “Some Thing Never Change”. Había que bucear en ese rock vital, en ocasiones barrocos en los que su peculiar vocalista, Chris Baley, saltaba con facilidad a espacios más melódicos o dignos del mejor power-pop. Mi sorpresa fue monumental cuando me entero que estaba considerada una de las bandas pioneras del punk, y podríamos hablar de un tridente definitivo junto a Sex Pistols y Ramones. El caso es que cuando me agencio su disco debut “I’m Stranded”, no puedo hacer otra cosa que pellizcarme, una obra monumental a todos los niveles; es punk pero con un sello diferente, definido por la carismática voz de Bailey y la cruda y excelente guitarra de Ed Kuepper . El tema que da nombre a este disco del 77 debería convertirse en un tema obligada escucha si alguna vez queremos entender la historia de la música popular y el desarrollo del resto del disco es inmenso, mi favorita, entonces y ahora, “Messin’ With The Kid”. En la edición remasterizada del 2007 aparecen temas recogidos en sigles y EPs, entre ellas “This Perfect Day”, otra bomba, y la vuelta del revés de “River Deep Mountain High” de Phil Spector. En recientes entrevistas concedidas por Chris Bailey, éste afirma no haber escuchado en ningún momento a los Ramones o a los Sex Pistols, que además desconocía movimientos antecedentes claros del punk como el que protagonizaban bandas como The Stooges o MC5 en Detroit. Cuesta creerlo, y si eso es así, estos tipos fueron unos putos genios. ¿Qué pasó en sus dos siguientes discos? Que lo bordaron. 
“Eternally Yours” y “Prehistoric Sounds” dan un salto cualitativo y nos sorprende, aunque con la base cruda y dura del punk, todo queda engrandecido con unos arreglos añadidos de vientos y guitarras acústicas que nos muestran unos Saints ambiciosos desligados de crestas y nihilismo, creciendo en un panorama que apuntaba hacía el dominio absoluto de la new wave. En verdad os digo que esta bandas se acerca más a los sonidos de la Tamla Motown que de los garitos sucios de Birmingham, el mismo Chris Bailey siempre dijo estar más identificado, al menos en el concepto, con Otis Redding que con Iggy Pop. La evolución del grupo siempre ha avanzado con una dignidad absoluta dejando una cosecha estupenda en los ochentas (con la deserción de Kuepper que montaría una banda llamada de The Aints con la hace sus propias versiones del repertorio antiguo de la banda) como el nombrado “All Fools Day” o “Monkey Puzzle”. De ahí hasta llegar a ese magnífico disco del 2014” King Of The Sun”, donde recupera lo mejor de las cualidades creativas de un Bailey en racha que además añade un disco más en una reciente edición, con los mismos temas pero grabados en directo en el estudio sin arreglos adicionales. Y por fin, el círculo se empieza a
completar y me encuentro casi quince años después con unos Saints convertidos en un power trío, defendiendo su disco actual y lo mejor de su repertorio clásico en una sala con un público escaso, entrada gratuita y obligado a ocupar asiento. El propio Bailey ironiza: “Me siento como si fuera un profesor y ustedes mis alumnos…sólo aprenderían cosas malas de mí”. El nivel de cohesión del grupo es estupenda, con músicos que repiten en gira y que han participado en las últimas grabaciones, Chris se encarga del bajo y voz con gran solvencia, te das cuenta de que estás delante de un grande, al nivel de otros líderes como clásicos como Marriot, Daltrey, Wayne Kramer, Pop, Lydon. Empiezan a caer temas de su último disco , tres seguidos; King Of The Sun, Sweet Chariot yA Million Miles Away. A partir de ahí empieza un inmenso repaso a temas esenciales de su discografía:Waiting For God , This Perfect Day, Let’s Pretend, Something somewhere sometime, Just Like Fire Would, Know Your Product, Ghost Ships,  (I’m) Stranded…Unos setenta minutos de concierto que dejaron un sabor de boca estupendo y suficiente para que, los pocos que estuvimos, quedáramos bendecidos por la eternidad.


martes, 31 de marzo de 2015

THIS IS THE SONICS (2015)

Lamenté el tiempo que había perdido sin escuchar The Sonics, sólo hace una década que descubrí lo grande que eran estos chicos de Tacoma. De hecho conocía sus temas por otros grupos como The Withe Stripes, Fuzztones, Black Keys...pero nunca había recibido la descarga brutal con la quedé sin aliento al meterme entre pecho y espalda su "Here Are The Sonics" del 65 y su "Boom" del 66, artefactos sonoros que te cambian la vida cuando descubres que esta banda podía dejar a grupos vecinos como The Byrds o Beach Boys a la altura de un coro de monjas. Ponle todo las etiquetas del mundo: rock primitivo, garage, proto-punk...todas son válidas, pero la experiencia del recopilatorio "Jerden Years" habla por sí mismo de la valía de uno de los mejores grupos de rock de la historia. Las dudas me asaltaron cuando, tras su vuelta a la carretera desde hace año, anuncian nuevo disco para finales de marzo de 2015. Algunas grabaciones (como aquella que compartieron con Mudhoney, herederos directos de nuestros chicos sónicos) no prometían estar al nivel de sus años de gloria; una banda diezmada a tres de sus componentes originales (Gerry Roslie, vocal y teclas; Larry Parypa, guitarras; Rob Lind, coros, saxo y armónica) y unas producciones que los acercaban más a Black Sabbath que a ese sonido de unos clones de Little Richard asalvajdos restaba en su música. No podía estar más equivocado, voy por la tercer escucha seguida su bomba para 2015, "This Is The Sonics" y no doy crédito. ¡Discazo! Rock and Roll, garage brutal, temas redondos; con esa parte negra más salvaje del soul y del blues que los marcaron por encima de cualquier grupo de su época...y de ésta; porque después de esto, creo que esos jovenzuelos llamados The Strypes van a tener que colgar sus botas. Han sabido separarse de ese precipicio que es la posibilidad de ser un grupo más de hard rock del siglo veintiuno, para nada, mantienen sus credenciales en el sonido sencillo y directo del rock más clásico. La clave: la producción del muy muy grande Jim Diamond (The Fleshtones, The Mooney Suzuki, Dirtbombs, White Stripes...), un sabio de Detroit que conoce el negocio y como dar ese toque de autenticidad a los discos de rock contemporáneos. Ahí están las credenciales del grupo desde el inicio, "I Don't need no doctor" es un rock and roll que tras el riff inicial acaba montándose a lomos de un killer piano sublime, garganta prodigiosa, coros, panderetas y...como no, el prodigioso saxofón de Rob Lind. El disco sigue y sigue en la misma línea, el tema "Be a woman" es un brutal desarrollo garagero con desgañite final, una de las bombas del disco. Ya teníamos conocimiento del "Bad Betty", como adelanto del disco, y ese prodigioso duelo de hammond y saxo. "You Can't Judge A Book By The Cover" puede ser el tema más versioneado en los últimos años de los maravillosos años de Chess Records, esta versión sienta cátedra. The Hard Way, la brutal Sugaree, el solo brutal de armónica en Leavin Here y todos los demás conforman un colección del mejor rock clásico que se haya escuchado en lo que llevamos de año. Tanto que me ha venido a la memoria un disco que puede ser primo hermano, esa joya firmada por Daltrey-Wilco Johnson del 2014. Sí, y hay temas por los que daría un ojo Iggy Pop, por ejemplo ese "I Got Your Number". Así hasta "Spend The Night" y vuelta a empezar; adictivo y directo a lo mejor del año. Y ahora, estos son los Sonics del 2015...

domingo, 8 de marzo de 2015

BACK TO BLACK: DYKE & THE BLAZERS, WE GOT MORE SOUL

El nivel de clásico en un artista tiene su confirmación con el paso del tiempo. El peso de grupos como Beatles, Stones, Dylan, Byrds es patente en la mayoría de los grupos que alcanzan éxito en la actualidad. Pero es indudable que sentimos una emoción especial cuando volvemos a estos clásicos, sus discos no envejecen, conservan la emoción y un sonido sorprendente teniendo en cuenta que no existían los medios digitales actuales. Dyke & The Blazers son clásicos. Y hablamos de funky soul. Ahí estaban James Brown & The Famous Flames que de manera incontestable habían firmados ya himnos funkies en el 63, pero la corta carrera de Arlester Christian (alias Dyke) y sus Blazers deja un legado increíble, con un sonido que mantiene como nadie ese groove con el sincopado ritmo de guitarra y swing repetitivo con el que el padrino del soul había roto todos los esquemas del rythm blues tradicional y que respondía con agresividad a un mundo hostil para la comunidad negra. ¿Qué tienen estos D. & The Blazers? Tienen una base rítmica que deja en mantilla a cualquier banda de la época. Lejos de la barroca puesta en escena de Brown con predominio de los metales, Dyke le daba más protagonismo a la batería y al bajo y a una omnipresente guitarra con un marcado acento bluesero que la emparentaban más con una banda de rock. La voz de Arlester, en un registro más bajo que la de Brown, ayuda a mantener ese groove. Era un cantante cojonudo, no necesitaba gritar o hacer alardes para engancharte; su temprana muerte (le pegaron un tiro por el 71 en una pelea por temas de drogas) nos privó de lo que podría haber sido un carrerón y un grupo que podría haber supuesto una nueva arista en el mundo de la música negra. Su breve discografía es recogida en esta necesario e imprescindible obra maestra, We Got More Soul!!!

jueves, 19 de febrero de 2015

POPS STAPLES: "DON'T LOSE THIS" (2015)

Pops siempre te cantaba al oído con su destartalada guitarra; la tocaba con tal delicadeza que pareceía un arpa celestial. Con material inédito grabado a finales del siglo pasado  y reciclado por el reciente apadrinado de los Staples, Jeff Tweddy, que ha sabido actualizar el sonido y darle un aire más que creíble. Jeff Aporta el bajo y su hijo Spencer -un adolescente-, la batería. Este disco, junto a los magníficos "Father, Father" y "Peace to the Neighborhood" conforman su breve carrera en solitario tras la disolución de ese coro divino que fueron los Staples Singers, con toda una discografía más que imprescindible y a mayor gloria de su hija predilecta, Mavis Staples, que acaba teniendo su merecido protagonismo en el disco. Me engancha de todas todas ese gospel blusero que aprendió en las plantaciones de algodón de Winona, Mississippi, donde compartió, siendo adolescente, más de una jam con Charlie Patton o Son House. Los temas más desnudos de instrumentos como "Nobody's Fault but Mine" son excepcionales; ahí mantiene la emoción como pocos bluesmen en la actualidad lo consiguen. Somebody was Watching y The Lady's Letter son dos ejemplos de porque en  STAX se volvieron locos con la familia Staples. Ni que decir que de principio a fin su heredera más aventajada mantiene el tipo en toda la grabación con momentos justos de protagonismo; ahí está el bello "Better Home" cantado a dúo. Bonito final con el himno cristiano de Dylan, "Gotta Get Somebody". Una maravilla de disco póstumo; trémolos y acordes abiertos para tiempos de poca fe. 

viernes, 6 de febrero de 2015

STEVE EARLE + THE DUKES: TERRAPLANE (2015)

¡Ojo! Esto huele a discazo. El 17 de febrero Steve Earle estrena su nuevo disco en estudio, "Terraplane". Son 11 temas producidos por R. S. Field, productor de gente como Buddy Guy o John Mayall, y eso se nota un montón. Suena a blues y rock que alimenta. De hecho, el título podría estar inspirado en un viejo blues del gran Robert Johnson, "Terraplane Blues" (1936). Tarraplane era un modelo de coche y el viejo bluesman nos contaba su desesperación porque sospechaba que su chica dejaba "coger" el coche a otro tipo cuando él no estaba. Vamos, que hay temas que me suenan a Howlin' Wolf y a ese boogie-rock del exilio de los Stones. No sé como caerá a sus fans más comprometidos, ya que se ve de sobra un disco menos político. Para mí no tiene más que demostrar, íntegro de pies a cabeza y con varios discos a sus espaldas dentro de su discografía que alcanzan el nivel de obra maestra. Hablaremos de él, seguro.

martes, 20 de enero de 2015

CHENCHO FERNÁNDEZ: LA NUEVA JOYA DEL ROCK SEVILLANO

El rock en Sevilla es tan escaso como un día de lluvía, pero por momentos, como ésta, puede alcanzar cotas de auténtica maravilla. Rock y Sevilla parecen dos términos antagónicos, contrarios y enfrentados. Es posible que parte de eso tengo que ver con el paisaje desolado de salas cerradas que proliferan en la ciudad. Los grupos de calidad nacen al mismo tiempo que mueren y alcanzan la etiqueta de malditos en un santiamén. Así los Sick Buzos, abanderados del rock indie andaluz (nuestros Velvet sevillanos), hicieron su aterrizaje fugaz a finales de los 90 y...vistos y no vistos. No cesar en el intento da sus frutos y esto lo aplicó sabiamente el lider del desaparecido grupo, Chencho Fernández, y tras su debut (no publicado oficialmente) “Nuevo Debut” y su participación en Las Muñecas de la Calle Feria; nos llega con un magnífico disco, “Dadá Estuvo Aquí”. Los estudios Sputniks, con Jordi Gil, están dando la posibilidad de que todo lo que tiene calidad en Sevilla suene mejor que mejor y esta grabación va a ser la joya de la corona. Los diez temas, subrayados en ocasiones por arreglos de cuerda recuerdan a lo mejor de la historia del rock nacional. Suenan a rock de los ochenta pero con un lenguaje real y moderno tanto en la forma como en el fondo. Las inmensas letras de Chencho son potenciadas por una producción excelente de guitarras y dosis justas de silencios que contienen la rabia, el descontento y el hartazgo de un juventud anciana en fase de hundimiento. Si te enamoras en y de Sevilla, entiendes esos guiños a rincones como Fun Club, Alameda de Hércules, Salvador y, por siempre, la Estación del Prado (inmenso inicio del disco). Y por supuesto; Lou Reed always in my mind.   

martes, 13 de enero de 2015

ROBERT CRUMB: PORTADAS QUE SUENAN POR SI MISMAS

No se ha dado en muchas ocasiones la mano con la música, será porque el silencio distingue al noveno arte, al arte del comic. Y sin embargo mis primeros recuerdos de contacto con una forma de expresión, de emociones y arte, fue el comic, los tebeos, vamos. Y creo que ese es mi puente con otras formas como el cine, la música y, claro, la literatura. Hoy se conocen más los comics por su adaptación al cine que por la lectura de los mismos y me sorprende la marginación a la que se le somete; hay muchas personas que, siendo ávidos lectores de literatura, no han leído jamás un comic. Craso error.
Si en algún apartado ha podido manifestarse el noble arte del comic en la música, ha sido en la ilustración de portadas. Y si me quedo con un grande que se acerca de manera magistral a esto es el gran Robert Crumb. Crumb es el buque insignia del comic alternativo y underground. Un tipo fascinante, huraño y esquivo con la vida, que dio la espalda a la industria y se mantuvo en un plano casi marginal y prácticamente olvidado en los últimos años.
Si no conoces sus obras os recomiendo absolutamente todo lo que ha dibujado y ha escrito; sus dibujos tienen un dinamismo, un volumen y desarrollo lejos de lo vista antes e imitado hasta la saciedad posteriormente. La vida más ordinaria se convierte en tema para sus historietas, y por vulgar y cercano se convierte en algo fascinante. Siempre con una ironía y un pesimismo vital que cobra sus mayores cotas cuando se unió a otro "rarito"; el genial guionista Harvey Pekar, azote del ideal americano.
Su vínculo musical está determinado por los sonidos que le resultan más atractivos; incluso, se dice, que llegó a negarse a hacerle una portada a los Rolling Stones. Es así que llevado por una compulsiva actitud como coleccionista de discos de jazz y blues de principio de siglo, prefiera ilustrar discos de esta tesitura que de aquellos que con los que supuestamente más cercano estaría por su coincidencia en el tiempo y en la moda, es decir rehúso a ilustrar discos de rock o pop en los años 60-70 y se dedicó ha hacerlo sólo de viejas reediciones o combos que revitalizaban sonidos de los años 20-30.
Demos un pequeño repaso a lo más lustroso:




1968 Cheap Thrills. No te cuento más ¿acaso hay alguien que no haya tenido un ejemplar de este disco en las manos? ¿Y acaso no te has pasado horas y horas dándole vueltas a su portada e ilustraciones mientras te pone los pelos de punta los berridos de la Joplin? Pues sí, éstas eran de Robert Crumb y hasta aquí su participación en lo más granado de la realeza del rock/pop. Y porque a él le dio la gana.









1995 Roots of the Grateful Dead The Music Never Stopped. Se prodigó mucho en recopilaciones raras y casi imposible de conseguir hoy en día. Ésta es bastante curiosa y destacable por la presencia de su mismísima deidad, Bob Dylan.






1974 Big John Wrencher and His Maxwell Street Blues Boys Maxwell Street Alley Blue. Sellos raros y artistas casi exclusivos de minorías. Destaco este especialmente, es un disco que descubrí hace unos años y para mí una obra maestra indiscutible del blues de Chicago. El mejor disco de este armonicista y cantante que aquí se presenta en un formato original de batería, guitarra y armonica-voz que conserva una fiereza que no se estilaba en aquellos años.








1976 R. Crumb and his Cheap Suit Serenaders No. 2 (aka Chasin' Rainbows). No soprende que siendo un obsesivo coleccionista de discos y con unos conocimientos privilegiados , llegará a formar su propia banda tocando el banjo. A lo Woody Allen pero sin grandes alardes y mucho menos egocentrismo.







1978 Blind Boy Fuller Truckin' my Blues Away. Famosas son sus ilustraciones para tarjetas, donde recuperó a pioneros del blues y jazz. De hecho estas imágenes son tan famosas como sus propias fotos; durante mucho tiempo esta fue su menera de ganarse la vida. En este caso tenemos una serie de recopilaciones que ilustró con grandes dinosaurios del blues de preguerra.










2000 Trésors Illustrés des Musiques Populaires du XXe siècle. Muchos de estos trabajos los acabó editando en Europa, especialmente en Francia, donde casi se exilia huyendo de la política y moral americana con el que fue tan crítico siempre en sus viñetas y sufrió en sus propias carnes.






2011 Eden & John's East River String Band Be Kind to a Man When He's Down. Es quizás lo más reciente que ha hecho. Pero escuchando este disco se entiende. Vintage total, un dúo joven pero que suena perfecto para ambientar un aserradero de Kentucky o una fábrica clandestina de Bourbon. En los vídeos colabora en viejo dibujante. Y como podéis ver, sus elecciones como ilustrador no tiene nada que ver con lo comercial o vendible.

Son algunas muestras del arte del genial e introvertido Crumb. Para que te acerques a su obra, te recomiendo su divertida “Melodías Animadas”, donde descubres pasajes costumbristas e hilarantes de viejos bluesman, sus trapicheos y vergonzantes viñetas dedicadas a su enfermiza obsesión como coleccionista insaciable de discos, ¿te suena?.